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Sagan y la Milán- San Remo (Por Miguel González)

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Peter Sagan

Parlamento de Ciclismo es un foro en el que han surgido todo tipo de debates referentes al mundo del pedal. A veces sanos, otras no tanto, y en casos extremos, se ha llegado a la forocochización.

 

En este foro, rara vez ha habido unanimidad en cuanto a pronósticos de un posible ganador de una carrera de máxima enjundia. Un caso en el que sí la hubo fue en la Milán-San Remo de 2013; Peter Sagan parecía tan claro favorito, que el forero Izoard creó un hilo titulado “Contextos en los que Peter Sagan no ganará Milán-San Remo”.

 

El eslovaco, tras aunar en la Tirreno-Adriático previa una victoria ante los mejores sprinters del pelotón y codearse con vueltómanos pata negra en Sant´Elpidio, figuraba en todas las quinielas como favorito unánime para llevarse La Primavera a la saca. Hasta tal punto, el forero Lejarretaslakes se jugó 50 eurazos en una apuesta muy mal pagada, 2 a 1, de Sagan como vencedor en la Classicissima.

 

Peter contaba por entonces con 23 años, ya en 2012 tuvo que haber ganado esa prueba de no mediar una táctica absurda de Liquigas. Su escuadra decidió no aplicar un balones a Sagan y permitir una libertad a Nibali que a la postre arruinó todas las opciones del corredor de Zilina.

 

Los saganistas, supimos digerir tal derrota porque el sentimiento general era de que si alguno de los cinco Monumentos iba a conquistar seguro era, precisamente, Milán-San Remo. Pero, en 2013, volvió a pegar al palo tras una performance WTF de un Ciolek que ejerció de aguafiestas de turno.

 

A partir de ese momento, se fueron acumulando fracasos en esta clásica italiana que empezaba a resultar maldita para Peter. Las causas de que siguiese manteniendo su virginidad en esta prueba una vez fue una mala puesta a punto, en otra una traición de un compañero de equipo como Breschel, en otra la torpeza de un Gaviria que frenó a Peter en el momento de lanzar su sprint, y, en 2017, se tuvo que conformar con el título de ganador moral; tras una exhibición en el Poggio y ver cómo su bestia negra Kwiatkowski le volvía a levantar la merienda en una prueba de elevado caché.

 

San Remo es una carrera en la que se demanda a sus ganadores algunos de estos factores: gran punta de velocidad, destreza en el descenso, elevado fondo tras siete horas de esfuerzo, buena arrancada en subidas cortas sin demasiada pendiente y una aceptable lectura de carrera. Peter, en su apogeo atlético, reunía la casi totalidad de ellos. Pero al final, el hecho de ser tan polivalente, se convirtió en su gran hándicap.

 

Un velocista puro o semi-puro en esta carrera siempre juega su baza del sprint, si se produce éste podrá disputarlo a saco y si no hay volata le tocará aguardar a una nueva opción de sprint. En el largo plazo, sabe que va a tener varias opciones de victoria. En el caso de los corredores con nula punta de velocidad, como Nibali, su táctica es clara: atacar, atacar y atacar. Siempre tendrán que elegir un punto para poner todas sus fichas sobre la mesa, pero tienen clarinete que no van a jugar la carta del sprint, por tanto, están liberados del factor duda.

 

El problema de los ciclistas completísimos, como Peter, reside en que su polivalencia les hace dudar: ¿me muevo, o mejor me trae a cuenta aguardar al sprint? Por este motivo, corredores como Freire y Sean Kelly, tardaron más de la cuenta en descorchar la primera botella en este monumento. Una vez logrado ese primer éxito, el siguiente no tardó tanto en llegar.

 

Con Sagan, pensábamos que iba a suceder algo parecido a lo de Óscar y Sean: que una vez liberado de la presión de que San Remo fuese una carrera nole para él, la disputaría sin presión y de ese modo acumularía más victorias.

 

Por desgracia, como comentamos previamente, los tiros al palo del eslovaco fueron llegando edición sí, edición también. Peter entró en una estado de desesperación con esta prueba hasta el punto de que en 2018 decidió que no le traía a cuenta afrontarla con un picazo de forma, para así poder llegar más fresco a Roubaix, su último monumento de primavera.

 

Finalmente, en 2019, se inició el declive atlético de Sagan que, aunado a una maldición Expediente X de terminar siempre en puesto par, ha deparado que el corredor del siglo XXI seguramente con el mejor perfil para el primer Monumento de la temporada, nunca lo haya podido conquistar.

Por Miguel González (@gzlz11 en Twitter)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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