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Milán- San Remo 2024.

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Milán- San Remo 2024.

Mucho se hablado de la decisión de Van der Poel de trabajar para Philipsen en el final de la Milán- San Remo del sábado.

Los haters de Van der Poel han aprovechado el momento para sacar pecho y atizarle sin piedad. Están equivocados, como casi siempre. Porque aunque es evidente que Van der Poel nunca debe trabajar para Philipsen en un Monumento, salvo que no vaya bien, se han olvidado de un pequeño detalle: de que cabía la posibilidad de que no fuese así, y Van der Poel estuviese sufriendo mucho; fuera, a esas alturas de la carrera.

Algo, que él mismo ha confirmado: «Cuando Pogacar atacó llegúé a mi límite y en el descenso también lo estaba»

El último ataque de Pogacar fue una auténtica barbaridad. Por un momento pensé que se le iba a Mathieu, que tardó un poco en salir, pero que consiguió cerrar el hueco, a pesar de ir mal colocado, tirando de algo para lo que no encuentro una definición concreta, ya que ese ataque parecía imposible de secar, y ayudado por sus excelentes condiciones físicas.

Pero ese ataque de Pogacar fue una salvajada. Y lo pagó. No se está igual en todas las carreras y era su primera carrera de la temporada. Con lo cual se puede achacar a eso. Pero también a que Pogacar es una locura de corredor y simplemente fue mejor que él.

Da igual, el caso es que Mathieu al enterarse de que Philipsen iba con buenas piernas, decidió que lo iba a dar todo por él. Entre otras cosas, ya que como también dijo: Jasper Philipsen le ayudó a ganar Roubaix.

Hay cosas que no se olvidan. Y si alguien te ayuda en un momento importante de tu vida, no lo olvidas facilmente e intentas agradécerselo, a la más mínima ocasión.

Para Mathieu Van der Poel ganar Paris- Roubaix era un sueño. Y en esa carrera, Jasper Philipsen se dejó la piel por él. Y Mathieu es alguien agradecido. Aparte de que Philipsen es de su equipo y Mathieu también es buen compañero.

Pero no os confundáis: la victoria de Philipsen no fue un regalo: si Mathieu hubiese creído que tenía opciones, muchas opciones mejor dicho, de ganarle a Pogacar si relevaba, no hubiera dudado un segundo: es un Monumento.

Pero el ataque de Pogacar lo dejó KO. y el sabe, cuando puede ganar una carrera, y cuando no, o tiene  muy pocas opciones de hacerlo.

Escribi una vez en Twitter esto:

Y algo así pasó. No fue un regalo, ni sus directores le obligaron, eso es imposible siendo el corredor que es Van der Poel, que además nunca ha tenido problemas con sus directores de equipo, ni se ha quejado de como lo valoran en la estructura, y teniendo contrato hasta 2028.

Todos nos equivocamos, y yo tengo que reconocer que se me pasó por la cabeza, que Mathieu obedecía órdenes de equipo y hasta lo comenté. Lo único que puedo hacer es pedir disculpas.

Como dice Antoni Daimiel, uno de los mejores comentaristas de baloncesto que ha dado este país, son mejores los análisis pasadas unas horas que en caliente. Estoy bastante de acuerdo contigo bro.

La carrera no decepcionó, al contrario, si eres muy fan de Van der Poel como yo, seguramente te quedarás un poco triste tras cruzarse la línea de meta, ya que Billy el Niño no ganó. Pero la carrera fue increíble. Había una expectación enorme y se vivió de una manera que yo pocas veces he visto en la Classicissima, o al menos esa es la noción que tengo yo.

Se decía que en la Cipressa iba a haber una batalla descomunal, que UAE iba a intentar a reventar a todo el que pudiera. Algo que no pudo hacer, aunque lo intento, ya que una cosa es lo que quieras hacer, y otra lp que puedas y no siempre se tienen las piernas que quieres.

Se llegó al Poggio, el momento cumbre, el que dispara la adrenalina como pocas carreras lo hacen, un momento que enamora y una de las grandes claves de la carrera, con el equipo de Cancellara, el Tudor, tirando, y Mathieu Van der Poel muy bien colocado.

La velocidad era altísima. No tiraba UAE y eso sorprendía. Puede que fuera por la táctica que habían decidido seguir pero lo más probable es que fuera por falta de efectivos y fuerzas. Las carreras son así.

Pasaban los metros y seguían tirando los Tudor, con Trentin en segunda posición. Un ex- UAE, por cierto.

A 8´5 de meta se pudo Ineos con Kwiatkoswki, que es un ganador de la prueba, en primera posición. Pidcok era uno de los grandes favoritos y tenían también a Ganna, que el año pasado fue segundo.

A 8´1 se puso Wellens que tiró hasta que quedaban 6´5 para meta y unos 900 metros para conorar el Poggio, momento en el que ataca Pogacar. El cambio de ritmo es brutal y el ataque es con todo. Se corta el grupo y por delante se van Pogacar, Van der Poel, Bettiol y Pidcock, con Pedersen luchando por no perder mucho a unos metros.

Pogacar insiste y al cabo de unos segundos mira para atrás. Y al ver lo que había para.

Ataca Stuyven pero no le dejan irse. Acto seguido lo hace Pogacar. De manera espectacular. Y esta vez si se va y parece que su ataque es ganador.

Pero no fue así, Mathieu Van der Poel, que iba bastante atrás, sale del grupo y logra lo que parecía imposible, que era cerrar el hueco con el esloveno.

Momento en el que yo creía que Mathieu tenía ya la victoria, obviamente literalmente no, porque podían haber pasado mil cosas todavía, y hasta lo d¡je en X (antes Twitter). No fue así aunque tenía toda la pinta, ya que aunque solo llevaban unos metros, es San Remo, y si Pogacar y Van der Poel se ponen a relevar, hubiese sido muy raro que los cogiesen.

Pero como he dicho antes, no fue así. Porque el holandés consiguió cazar a Pogacar pero a un precio muy alto, que fue perder la carrera, ya que se quedó sin las fuerzas suficientes para ganar, como se vio, no dándole ningún relevo a Pogacar, y poniéndose a trabajar para Philipsen.

Algo que hizo, y de manera decisiva, tras recuperar durante un tiempo a rueda de Pogacar primero, y de Pogacar y Pidcock después.

Primero tirando tras un ataque peligrosísimo de Mohoric, que salió como una exhalación cuando estaba casi acabando el descenso. Mathieu se puso enseguida a tirar a por él, ya que ahí no se puede dudar y es una victoria súper importante, y se va a toda velocidad, y segundo dándolo todo para que Pidcock no ganara la carrera con un ataque tremendo en el último kilómetro, tras otro ataque de Sobrero.

Daba la impresión de que Pidcock ganaba. Pero Mathieu lo impidió acercando al grupo al británico, y Stuyven hizo el resto, lanzando a Pedersen que acabó cuarto, tras Pogacar, Matthews y Philipsen, que ganó la carrera en un sprint que parecía sacado de una peli de Alfred Hitchcock, por la intriga que hubo hasta el último metro y porque fue puro cine.

Y eso es todo. Mathieu Van der Poel no ganó San Remo esta vez. A pesar de ser mago.

Porque a los magos… también se le acaban alguna vez los poderes.

Pero eso yo no os lo he dicho.

Hasta luego gigantes.

By Skyblu (@ZS20182 en X, antes Twitter).

 

 

 

 

 

 

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