El 4 de Abril de este año cogí mi coche, puse música de Bemancio en el loro y me dirigí a Viana, lugar de salida de la segunda etapa de la Itzulia.
No corría Stybar, no corrrían Van der Poel ni Remco, no corría David Dekker… Sí, soy fan de David Dekker. Ni siquiera Van Aert, Pogacar o Sagan, pero la sensación que tuve al ver pasar el coche del equipo de Van der Poel fue algo muy hardcore. Algo que no olvidaré nunca.
Voy a empezar por algo que puede sorprender a más de uno: lo acontecido en el Mundial de Australia.
Sorprende ver la cantidad de gente que criticó a Mathieu por lo sucedido en el hotel donde se alojaba. Fue WTF ver decir a la gente que si cómo se le ocurría hacer aquello, que si muy mal Mathieu… que si Mathieu está loco… No me canse de defenderlo. Bueno, más bien, de decir que más allá de una discusión, era imposible que aquello que contaban algunos de que había empujado a una chica de 14 años y que la había tirado al suelo y que a otra le había hecho no sé que barbaridad, fuera cierto. Si conoces un poco a Mathieu, sabes que no es ese tipo de persona y que es alguien incapaz de hacer eso.
No hace falta ser muy fan suyo como soy yo. Su comportamiento en carrera y fuera de ella siempre ha sido ejemplar y muchos corredores y otra gente del pelotón lo adora.
Cree que deje de seguir a 5 o 6 cuentas y me bloquearon en más de una, si no recuerdo mal.
Obviamente sin que hubiese motivo alguno, ya que lo único que dije fue que se estaban pasando y que Van der Poel dista mucho de ser un «Jack El Destripador», que es más o menos lo que venían a decir algunos.
Entiendo que hubiese gente, que o bien por desconocimiento, o bien por quién aseguraba que había hecho aquellas barbaridades, diese una opinión errónea. Pero ese no era el problema. El problema era que hubo gente que dijo lo que dijo por conseguir visitas y likes, o por ser protagonista.
Bien, ¿apuntado?, corramos un tupido velo y sigamos.
Mathieu Van der Poel es uno de los corredores con más fans del mundo. ¿Por qué? Sobre todo por su ciclismo ofensivo. Hay gente que ha nacido para ser pirata y él es uno de ellos, y no solo eso, sino que Mathieu Van der Poel es el mismísimo Tigre de Malasia (Sandokán).
Pocos corredores ha habido en la historia con ese carácter tan indio. O tal vez sea tan rockero. O tan alocado, por qué no. Da igual, si lo has visto correr en forma sabes quién es (y que en cuanto a valentía hay muy pocos corredores que puedan comparársele). Y si no, te diré que Mathieu Van der Poel es Eddie Van Halen. Alguien, a quién da gusto ver ejerciendo su profesión y sobre todo, sus solos.
Mathieu Van der Poel es un espectáculo subiendo muros. Para mí sobre todo flandriens (flamencos), es decir, los que se hacen en las clásicas belgas de pavés. Aunque tengo que decir que yo soy de piedras, más que de ninguna otra cosa. Quién me conoce bien, ya lo sabe.
Es alguien, y esto lo he dicho muchas veces pero merece la pena repetirlo, al que no solo le importa ganar, sino que el cómo se haga, es tan importante o más que eso. Y eso es algo no solo a alabar, sino que con su calidad, es para que la condición de ídolo no sea algo que admita discusión.
Y los que somos muy fans del ciclismo lo sabemos.
Van der Poel ha ganado Milán- San Remo, batiendo al mejor Pogacar de siempre, tanto por piernas como por táctica, Flandes dos veces (es un espectacular corredor de De Ronde) y Roubaix (haciendo una carrera de las que hacen afición y demostrando por enésima vez que es un corredorazo tanto táctica y técnicamente, como atléticamente). Ganar estos tres Monumentos es algo de lo que no puede presumir nadie actualmente, y a lo que solo se acerca Peter Sagan.
Otro día hablaremos de él.
Fin de la Parte I.
By Skyblu (@ZS20182 en Twitter).
Fotos: Súper- Clases y Algo de rock.
