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Entre cañones (Historias de Roubaix Parte II).

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«Por un momento parecía que Styby iba a ganar, pero en los metros finales Van Avermaet remontó con mucha fuerza…»

Esto aparece escrito en la página de Stybar, zdenekstybar.com, en referencia a la Paris- Roubaix de 2017.

Ganar una carrera depende de muchas cosas, entre ellas la suerte. Se puede ganar en una curva, por un ataque, aunque no seas el más fuerte… Puede que tu moral vaya subiendo y te vayas creciendo, y el otro hundiendo. Puede que el grito de un aficionado haga que no te rindas en un momento clave… El ciclismo es complejo. Y por eso es maravilloso.

Stybar llegó a la Roubaix de 2017 tras hacer sexto en su debut en la prueba, y habría luchado por el triunfo de no haber tenido un percance en el Carrefour de l´Arbre, que fue en 2013, quinto en 2014, carrera que gana su compañero Terpstra, segundo en 2015, tras Degenkolb que era un tiro y le batió al sprint, y el 110 en 2016, carrera en la que se cayó. Había ganado Strade que ya era una carrera que todo el mundo quería ganar dando una masterclass en 2015, etapa en el Tour, y entre otras cosas había sido octavo en Flandes.

Stybar tenía un final demencial a pesar de no ser un esprinter. Iba como pocos en el pavés (no en vano fue 3 veces campeón del mundo en ciclo- cross), era un competidor nato, como demostró en ciclocross, trabajaba como pocos, era todo clase, tenía muy buena visión de carrera y amaba el ciclismo.

Algo, esto último, que es clave a la hora de luchar por ganar, por ejemplo, y que puede hacer que no te rindas en un momento clave de una carrera, o de tu carrera, por ejemplo, y te va a hacer entrenar más que otros, normalmente.

Si te gusta una cosa, vas a esforzarte más en ella. Es de lógica. Aunque no siempre pase. Pero si algo te apasiona, es muy posible que lo des todo  por llegar alto en ello.

Van Avermaet llegaba a la Roubaix de 2017 con una temporada de piedras que era la mejor que se había visto en mucho tiempo y una de las mejores de la historia: ganó OHN, fue 7º en Kuurne, ganó Harelbeke y Gante, y fue segundo en Flandes. Encima había sido segundo en Strade.

Era Alejandro Magno. Lo estaba conquistando todo. A base de lucha, de inteligencia y de carácter. De garra.

Van Avermaet es un tipo que ganó los Juegos Olímpicos sin ser escalador en un circuito para escaladores. Por guerrero. Por lo bueno que era, porque era belga y los ciclistas belgas se toman el ciclismo muy en serio.

Van Avermaet es un corredor que está infravalorado. Era atacante, luchador, buenísimo…. con un buen sprint… Peleaba como nadie en las clásicas belgas. Era rey. Como Stybar. Como os dije aquí hace poco. Me preguntaréis que por qué llamo a Stybar rey cuando ni siquiera ganó un Monumento. Por su porte… por como iba en la bicicleta… Por su mirada…

Por lo respetado que era. Por lo querido. Por su clase como persona… Y porque era un guerrero y su mirada decía que era rey. Como lo decía el público por el modo en que lo admiraba, o los mismos corredores. A veces no se sabe exactamente por qué una persona es algo, pero se sabe que lo es.

Para ganar lo que ganó Van Avermaet hay que ser muy bueno. Para codearse con Sagan. Para estar ahí siempre. No hablemos ya para hacer una temporada como la 2017.

Ganar carreras como OHN, Gante, Roubaix… está muy caro. Por su prestigio y por su historia. Porque los pedrusqueros son una raza aparte en el ciclismo. Están locos (en el buen sentido de la palabra), son todo orgullo, compiten como nadie, entrenan muchísimo (la mayoría), y están hechos de una pasta especial.

Hace falta estar bastante loco para ir a toda velocidad por un tramo de pavés.

Ser un hooligan del ciclismo (no significa lo que significa en el fútbol, no estoy tan loco), y locaza de un corredor, tomo estas dos palabras prestadas de una de las personas con mayor afición por el ciclismo que conozco, Miguel González de Pedal Vintage, es algo que me hace sentir muy afortunado. Y con Stybar he disfrutado mucho. Ha sido especial.

Porque es un corredor especial.

En la Roubaix de 2017 salió como un tiro a unos 200 metros de meta. Parecía un jaguar…

A  50 mts iba primero…

Pero Van Avermaet se convirtió en Thor. En Venom. Saco fuerzas de algún sitio, cuando parecía  imposible que tuviera más…. Y le ganó.

Un grandísimo corredor de Roubaix, un profesional como la copa de un pino, un fantástico compañero, un grandísimo competidor, un guerrero… se volvió a quedar sin ganar ese Monumento.

Que merecía. Por nivel, trabajo y carácter… Por dejarlo todo sobre la bicicleta, y por su amor por las clásicas flamencas.

Yo se que a Paul Newman le hubiesen gustado estas carreras si las hubiese conocido bien, si es que no le gustaban, que no lo se… si hubiese sido belga o español por ejemplo… le hubiese gustado Stybar… por su forma de ser y de correr… Le hubiesen gustado estas carreras por su dureza o por su épica… por como es la gente que las corre… por como es ese mundo…

No me preguntes por qué. Pero lo sé.

Como sé que si Stybar hubiese sido su amigo le hubiese dicho tras perder la Roubaix: «Has ganado». Y se hubiesen ido a tomar algo.

Porque como decía Andrés Montes: «La vida puede ser maravillosa». Y yo os digo: «Que la vida sea maravillosa depende muchas veces de que tú decidas que sea así».

Un saludo y larga vida al ciclismo.

Nos vemos en la próxima.

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