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EL ACTOR (Michele Bartoli).

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EL ACTOR (Michele Bartoli).

Seguramente hayas oído hablar de como Vandenbroucke se comió a Michele Bartoli en la Lieja de 1999.

Seguramente no hayas oído hablar a Izoard y Miguel González sobre Michele Bartoli. Podrían trabajar en Marca perfectamente, por nivel.  .

Seguramente no hayas oído hablar a Michele Bartoli.

Puede que sí… o puede que no…

Bartoli no volvió a ser el mismo nunca tras una grave caída en Alemania en 1999. No obstante, ganó Het Volk, Amstel Gold Race, el Nacional Italiano y 2 veces Lombardía. Eso no está al alcance de cualquiera. Porque les ganó en carreras a las que iban los mejores, y que querían ganar a toda costa, a los mejores del mundo, estando mermado.

Bienvenidos a Súper- Clases.

«En el 98 Frank Vandenbroucke ya tenía en el punto de mira al italiano… pero hay que decir… que en este caso… Bartoli… le pegó una pasada… más que considerable…»

Esto fue lo que dijo Izoard en Pedal Vintage en el podcast sobre Frank Vandenbroucke cuando se estaba hablando de la calidad de Frank Vandenbroucke. Bartoli no era un corredor cualquiera.

Bartoli hizo una subida salvaje a la Redoute ese año. Preciosa. Increíble. Subió con una potencia descomunal. Vandenbroucke quedó fundido. Con eso lo digo todo.

Alguien como Miguel González te diría que eso es algo… que es una pasada vamos… Y no llama pasada a cualquier cosa…

Una salvajada diría también. O burrada, por qué no. Lo usa mucho en Pedal Vintage. O de lo más hardcore que ha visto. Algunos cirticarían a Bartoli sonriendo, actuando como si fueran el mismísimo Steve Cram, burlándose de ti, solo por fastidiarte aunque creyeran que lo que hizo Bartoli aquel día, fuese algo histórico. Hay de todo.

El problema es que ellos no se dan cuenta de que hay de todo.

Miguel González era fan de Bartoli, por cierto. Me ha dicho que diga que es un grande (Bartoli no, él), y que si alguien le quiere regalar un carnet de socio del Atleti él encantado. .

Que no, es broma.

Pero sí, era fan de Bartoli.

Bartoli era un corredor increíble. Me gusta esta palabra. Increíble es un adjetivo que se usa mucho. A veces mal. Pero bien usado lo dice todo. Bartoli era un corredor impresionante. Si piensas bien lo que significa impresionante, te harás una idea de lo que era Bartoli. Bartoli era un corredor que les ganaba a Museeuw, Jalabert, Tchmil, Vandenbroucke, Bugno… Les ganaba a los mejores, a los top. Es decir, era lo que se dice: un fuera de serie. Bartoli era un águila, un gato, un actor de cine, un corredor impresionante, un guerrero, un crack, garra, un ladrón de bancos…

Era Superman, un guerrero buscando la gloria, venganza… justicia… Era táctica, clase, calidad… Ciclismo…

Su lucha contra Pantani en el Giro de 1998 fue por orgullo. Llegó a hacer segundo en Lago Laceno, llegando con Leblanc y Pantani…  Por lucha… Porque no era un escalador… Por clase… Por carácter…

Bartoli era un luchador. Un héroe. Un guerrero. Un campeón…

Nos quedamos sin ver a Bartoli tras su caída en 1999, porque ese no era Bartoli… Bartoli era muy bueno. Muy muy bueno. Ese corredor no tanto.

El estacazo que pega para irse y ganar Lieja en 1998, es una de las mayores odas al ciclismo que se han visto en toda la historia. Vandenbroucke y Jalabert junto a otros cuatro corredores a relevos no pudieron con él. Saltó Vandenbroucke en Sant Nicolas y acabó sexto a 1: 35. Lo hizo Jalabert y acabó a 1: 22….

Si Pogacar le hubiese hecho eso a Remco y Van der Poel, estaríamos hablando semanas sobre eso… Y Vandenbroucke y Jalabert eran ese tipo de corredores…

Jalabert en 1998 venía de ser segundo en Andalucía, segundo en Paris- Niza, solo por detrás de una máquina llamada Vandenbroucke… segundo en la Semana Catalana, y segundo en la Itzulia..

Jalabert en su apogeo era un auténtico corredorazo.

Como darto decir, que en Lieja de 1999, Bartoli llega a 44 segundos de Vandenbroucke, en una de las mejores carreras de un corredor en toda la historia. Por lo menos eso se dice. Vandenbroucke en 1998 llega a 1: 35.

La primera carrera que gana Bartoli es Flecha Brabanzona. Una clásica importantísima. Lo hace con 23 años. Segundo es Den Bakker, que era un muy buen corredor pero no top, pero tercero es Bugno, cuarto Tchmil y quinto Edwing Van Hooydonck. Da igual como la ganase. Como si hubiese sido en una escapada formada a 200 de meta. Una Flecha Brabanzona no te la regalan.

En los noventa, lo que primaba en las clásicas era el honor, y gente como Kelly, Museeuw, Tchmil… competían como si les fuera la vida en ello. Se tomaban aquello como si fuese una cuestión personal. La gloria lo era todo. Ganar, lo máximo.

Ahora son un espectáculo, pero priman otras cosas.

Con 24 años es quinto en San Remo, séptimo en Flandes y tercero en Lieja. En Lieja llega con Bugno, Jalabert y Gianetti, y esprinta por la victoria contra ellos. Y en Lombardía hace tercero. No conocerás a mucha gente que haya hecho eso. Eso es algo casi único. No por el mérito de esos resultados, que también, sino porque tienes que ser muy bueno para hacerlo bien en 4 Monumentos tan diferentes.

Y tenía capacidad para ganar Roubaix.

Era capaz de ganar a Zabel al sprint, a Vandenbroucke en Lieja, a los escaladores si el puerto no era muy duro, machacar a la élite pedrusquera en Flandes como  hizo en el 96 o estar en la pelea por ganar San Remo.

El palmarés de Bartoli podía haber sido impresionante de no caerse en Alemania y tener otro tipo de lesiones.

Vandenbroucke era un gran chaval, aparte de uno de los mejores ciclistas de todos los tiempos, pero en aquel tiempo, como en la NBA en los ochenta y noventa, el rollo barriobajero era algo «normal» en muchos deportistas, en momentos determinados. Todos habréis oído hablar de los Detroit Pistons de Isiah Thomas y Joe Dumars, o de que Hinault pegó a gente durante una carrera.

Y Vandenbroucke era alguien dado a «reirse» de muchos corredores. Sin embargo a Bartoli lo respetaba y como dijo Izoard en Pedal Vinttage, lo tenía en muy alta consideración.

Fin de la Parte I.

 

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