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De profesión: pirata (Marco Pantani). Parte II.

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De profesión: pirata (Marco Pantani) Parte II.

«Era un chaval respetuoso, no se metía con nadie, iba a lo suyo…»  Miguel Indurain definía así a Marco Pantani hace poco.

Un corredor que es tan querido, admirado, idolatrado, al que defienden algunos de sus fans como si estuviesen haciéndolo con su ciudad del asedio de un ejército enemigo (algo que no pasa con cualquier ciclista, al menos no de un modo tan llamativo, que hasta te hace admirar a algunos de esos fans aunque no los conozcas), y tan respetado como Marco Pantani, no puede ser muy diferente a algo así.

En 1994 Pantani tomaba la salida en su segundo Giro de Italia. En el primero abandonó por problemas físicos. No había ganado nada, algo que hay que tener en cuenta a la hora de hablar de las posibilidades de un corredor al afrontar una carrera importante, ya que ganar es algo que no hace todo el mundo y las victorias no las regalan. Ahora se dice que están más caras, que es más difícil ganar que antes, algo con lo que no estoy de acuerdo, ya que no creo que a gente como la de los noventa, como Michele Bartoli, como Laurent Jalabert, como Frank Vandenbroucke, como Robbie McEwen, como Gianni Bugno, como Maurizio Fondriest, como Guido Bontempi, como Jan Svorada, como Chioccioli, como Franco Ballerini, como Sean Kelly, como El Chava Jiménez, como Paolo Savoldelli, como Chris Boardman, como  Erik Breukink o como Miguel Indurain, les gustase perder carreras y eran muy buenos todos.

Han cambiado cosas en el mundo del ciclismo, pero para mí esa no es una de ellas.

Michel Bartoli (Lieja- Bastogne- Lieja 1998)

Pantani ganó la etapa 14 con final en Merano de ese Giro de 1994. Era su primera victoria como profesional. A pesar de que no se habla mucho de esa victoria, fue una auténtica barbaridad lo que hizo. Atacó en los últimos metros del Monte Giovo tras 4 puertos, y tras casi 200 de etapa, de un modo que parecía que acababa de empezar la etapa.

Salió como una exhalación y a pesar de que atrás aumentaron el ritmo para que Marco no se fuera, lo hizo en un abrir y cerrar de ojos, y a un ritmo increíble, haciendo gala de unas piernas asombrosass para las alturas de etapa en las que nos encontrabamos, y para ser un corredor que no había demostrado todavía ser de los mejores del mundo, ni que podía hacer algo así aunque en inferiores ya se le conocía, porque ya había hecho animaladas. No así a nivel general, yo sinceramente no sabía apenas nada de Marco Pantani. Al contrario que Jaime Ugarte, uno de los comentaristas de Tele 5 que narraron ese Giro, que decía que los italianos decían que iba a ser el nuevo Fuente y que era uno de los mejores escaladores jóvenes del ciclismo italiano, y que parecía muy ilusionado con Pantani y hablaba muy bien de él.

Hacer lo que hizo Pantani al final de un puerto de 20 kilómetros a más del 6% de pendiente media, yendo en un grupo con gente como Indurain, Berzin, Tonkov o Bugno, y tal y como había transcurrido la etapa y la subida, está al alcance de muy pocos. Y no solo eso, sino que luego dio un auténtico recital. Poco se habla de eso. La noción que yo tengo, es que apenas nada por lo menos aquí en España. En Italia no se.

La bajada que hizo fue impresionante. Marco era un gran bajador e impactaba que estuviera haciendo eso tan joven. Por la cima pasó con muy pocos segundos de ventaja, ya que a pesar de ese ritmo que puso, que pocas veces se ha visto poner a un corredor joven que empieza, y que todavía no ha demostrado mucho, se estaba acabando el puerto y no tenía terreno para sacar más diferencias. Bugno era el que tiraba por detrás y coronó a 26 segundos de Richard que era cabeza de carrera.

Luego, en el llano que había hasta meta como he dicho antes dio un recital.

Marco Pantani (Etapa(14 del Giro 1994)

Lo que más llamaba la atención es que iba fresquísimo, impresionaba verle así, pedaleando con esa facilidad, porque era un semidesconocido a nivel general. Había momentos en que se ponía de pie y daba la impresión de ir sobrado de fuerzas y la etapa era durísima y muy larga, y encima hacia mal tiempo Iba casi siempre con la vista al frente, muy concentrado, a una velocidad altísima y denotando mucha determinación y ganas de ganar.

Por detrás iba un grupo con corredores como Buenahora o Cubino, ambos del mismo equipo, que eran grandes escaladores y muy buenos cazaetapas, algo importante esto último ya que son gente que no regala ese tipo de etapas, más bien al contrario, y no pudieron con aquel ya, pedazo de ciclista que volaba camino de Merano, con una determinación y una confianza en sí mismo, que decían claramente, que ese corredor no era un corredor cualquiera y que iba a dar mucho que hablar si se imponía la lógica.

No se sabía cuanto, ni que iba a ser la locura que fue luego para arriba, que iba a tener uno de los mejores ritmos en subida a puerto que se han visto en toda la historia y que iba a ser el corredor más temido de su época, cuando se trataba de jugarse una carrera en una etapa de montaña, y un escalador que impresionaba por como atacaba y como subía. No hay muchos que lo hayan hecho del modo en que lo hizo Marco Pantani. Una cosa es que no ganase muchas grandes vueltas y otra que no fuera un tiro en puertos como Alpe D´Huez, el Galibier o el Mortirolo, que son auténticas bestias, y que fuese un pedazo de corredor. La mala suerte y que antes había tres veces más contrarreloj que ahora lo impidieron. Pero lo atacante que era, su manera de entender el ciclismo, y que era un tiro para arriba podían haberle hecho ganar muchas grandes vueltas.

Marco Pantani era un pirata y los piratas normalmente ganan a los ciclistas. Salvo que tengan mala suerte.

El día de su victoria en Merano en el Giro de 1994, en el que acabó segundo por delante de Indurian por cierto, y siendo la primera grande que acababa, iban en persecución suya en los kilómetros finales 5 Poltis, que era el equipo de Bugno al que se le veía muy bien en esa etapa. Intentaron darle caza con todo. Gente mucho más experimentada que él y con mejores resultados en profesionales, algunos de ellos gente muy fuerte en recorridos ese tipo, y que lo más lógico hubiese sido que le hubieran cazado en 5 kilómetros, ya que eran 4  y a relevos (Bugno no relevaba debido a que iba a ser el que disputase el sprint por la victoria de etapa). Cuatro corredores de esa calidad, a relevos, con la seguridad de que Bugno iba a ganar ese sprint salvo reventón inesperado (sacó más de cuatro bicicletas en el sprint por la segunda plaza; en esos tiempos Bugno era rapidísimo), lo normal es que te cacen aunque seas Jan Ullrich que en ese terreno volaba y es uno de los hombres con más potencial físico de la historia y un corredor que se decía que iba a ser el sucesor de Miguel Indurain y que ganó el Tour con más diferencia sobre el segundo desde el de Fignon en 1984. Diferencia que sigue siendo la mayor conseguida por un corredor desde ese Tour de Francia, por cierto.

Nadie ha ganado con más de 9 minutos y 9 segundos de margen sobre el segundo. A Pantani que fue el tercero ese año le metió más de 14.

Un Pantani que ese día en el que ganó en Merano se comíó a Buenahora y Cubino, además de los otros componentes del grupo en el que iban los dos Kelme primero, y a los 4 Polti que tiraron con todo para intentar cazarle después, como si fuera ir a sacar una entrada a la taquilla de un cine.

Un Pantani que destrozó a Ullrich, que era una máquina por aquel entonces, un auténtico corredorazo, algo descomunal como ciclista, una bestia, uno de esos corredores que salen muy de vez en cuando, que están llamados a dominar el Tour durante mucho tiempo, con una de las mayores exhibiciones que se recuerdan en una etapa de montaña del Tour.

Hay gente que dice que Ullrich tuvo una pájara ese día. Es posible, pero también que Pantani tuviese casi toda la culpa de que perdiese todos esos minutos, que eso fuese debido a lo que llevaba delante: Un pirata.

Fin de la Parte II.

 

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