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No fue algo increíble: fue magia (Paris- Roubaix 2024).

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No fue algo increíble: fue magia (Paris- Roubaix 2024).

Uno de mis libros preferidos es Eragon, de Christopher Paolini. Un libro sobre un adolescente que logra ser un gran mago y un fantástico guerrero y que vive aventuras increibles. Una de mis frases preferidas del libro es la siguiente: » A veces los héroes no llevan capas, sino corazones valientes». Frase que explican en Bookey book summary del siguiente modo: «Mientras que muchos pueden asociar a los héroes con personajes con superpoderes o habilidades excepcionales, esta cita nos recuerda que ser un héroe no se trata solo de tener capacidades especiales sino de tener una valentía y determinación inquebrantables en el corazón. Un héroe no es definido por su apariencia externa sino por su espíritu valiente y su capacidad para enfrentar los desafíos con coraje y nobleza. Esta frase nos inspira a reconocer y valorar a aquellos que, sin importar su apariencia o estatus, demuestran un coraje y una fuerza interna extraordinaria».

Van der Poel (Orchies)

Me hace gracias leer a gente que se las da de aficionados de los que saben, decir que la Roubaix del domingo fue mala. Sobre todo porque dudo mucho que lo piensen la mayoría.

Sé que se hacen comentarios con el único objetivo de cabrear a la gente para provocar discusiones y diferentes tipos de conversaciones y con ánimo de dañar. En mayor o en menor medida. No me estoy refiriendo a nadie en concreto ni a un grupo determinado de gente, pero no somos tontos: eso se hace desde hace tiempo y ahora parece estar muy de moda. Algo que me parece absurdo, sobre todo porque gran parte de esos comentarios salta a la vista, que solo tienen un objetivo que no es precisamente dar una opinión y provocar un debate sano y llevan más tiempo viéndose que el que Anquetil fue el mejor contrarrelojista del mundo. No soy un mago que está atacando un pueblo con mi grupo de amigos; no es un intento de ofender a nadie, ni digo que haya que meter a la cárcel a esa gente. Solo estoy comentando algo que pasa. No tomo peyote a pesar de que me gusta mucho el mundo de los indios americanos. Ni siquiera bebo.

La carrera no fue mala porque se sabía con bastante antelación que Van der Poel iba a ganar. Eso no lo puedes vender ni a niños de 4 años porque entre otras cosas eso es algo que ha pasado siempre en del mundo del ciclismo y nunca se ha relacionado con una carrera decepcionante. Es más, muchas de las carreras más recordadas y de las que más se habla son cosas así: la Lieja de 1980 de Hinault que ganó con más de 9 minutos de diferencia, su Mundial de Sallanches, la San Remo de Coppi en la que ataca a 140 de meta y en la que saca 14 minutos al segundo, la San Remo de Saronni de 1983 en la que saca 44 segundos al segundo, atacando en el Poggio, el Gran Premio de las Naciones de 1953 de Anquetil, que aunque es una crono es un ejemplo perfectamente válido, en la que al segundo le mete 6 minutos y 41 segundos con solo 19 años, el Tour de 1983 de Fignon, que gana por más de 10 minutos, la etapa del Bondone de Charly Gaul en el Giro de 1956, la etapa de Hinault y LeMond con final en Alpe D´Huez en 1986, que ganaron por más de 5 minutos, pero que fue un carrerón por parte de ambos y es una etapa histórica, de las que más del Tour de Francia. o en tiempos más recientes, la Strade de este año de Pogacar o los Mundiales de Ruta de Van der Poel y Remco Evenepoel.

Remco Evenpoel (Mundial de Wollongong)

Una carrera no es mejor porque haya incertidumbre hasta casi el final, las hay que sí y las hay que no. Si en un Tour, por poner un ejemplo, se ataca en las vallas en todas las etapas y no hay ataques más que ahí, o hay solo uno o dos en toda la carrera a más distancia, ese Tour, desde el punto de vista del espectáculo, es muy malo. Otra cosa es que la carrera de muchos, e incluso del que ha ganado no tenga un mérito enorme. Podría ser posible, y seguramente fuera de así, pero desde el punto de vista del espectáculo, sería un Tour decepcionante.

Aunque el ganador no se supiese hasta la última etapa. Se sabe quien va a ganar pero no tanto como cree la gente, ya que aunque ahora hay menos pájaras que antes, nadie está exento de tener una, y ha habido reventones muy inesperados y otra serie de sorpresas, como el fuera de Van der Poel en Yorkshire o que Asgreen le ganara Flandes al sprint, la pájara de Remco en el Aubisque en la Vuelta 2023, la de Pogacar en Loze en el Tour de ese mismo año, o la de Simon Yates en el Giro de 2018, en la etapa de Bardonecchia, en la que pierde más de 38 minutos, cuando estaba siendo el más fuerte de la carrera.

Van der Poel no era fácil que reventara en Roubaix, en la forma en la que estaba y con el físico que tiene, pero eso no quiere decir, que tuviera la carrera ganada, ni cuando faltaban 20 a meta a pesar de la ventaja que llevaba, entre otras cosas porque el esfuerzo físico que tuvo que hacer para hacer esa salvajada, fue tremendo.

Roubaix es una carrera durísima, se va a toda velocidad, y es muy larga. El cuerpo te puede decir basta en cualquier momento, y a cualquiera, ya que los corredores no son máquinas, y el cuerpo humano es todo un mundo. Hay días que funciona de una manera y otros de otra.

Era difícil que Mathieu reventara, pero se han visto cosas así muchas veces.

Hemos visto quedarse vacíos a corredores como Hinault, el mismo Van der Poel (en Yorkshire, quedándose además en una zona practicamente llana) y Jan Ullrich.

Mathieu Van der Poel (Mundial de Yorkshire)

Y si estás así, los minutos caen a una velocidad vertiginosa.

El ciclismo no va solo de ganar. Ganar no está por encima de todo ni es lo único que importa y cosas como esperar a un rival que se ha caído como se hizo con Roglic en la Itzulia, dejar ganar a un gregario que se ha dejado la piel por ti muchas veces y te ha ayudado a ganar carreras, o darle la mano a un rival o entrenar con él, son cosas cotidianas en el mundo del ciclismo, y no porque haya dinero en juego u otras cosas, los corredores y demás gente del mundo del ciclismo van a actuar como si estuviesen en una pelea de las que salen en la peli de El Precio del Poder o fuese esto una guerra de la Edad Media. Al que no le guste como es el ciclismo que vea otras cosas.

Hay cosas que son tan importantes o más que ganar. No lo digo yo, lo dice la historia de este deporte, lo dicen muchos ciclistas con su forma de correr y de entender el ciclismo, el comportamiento de los aficionados, que aplauden desde el primero al último, que haya corredores que hayan ganado mucho menos que otros pero que sean mucho más famosos y queridos que ellos, o que haya corredores que ganando muy poco, y hasta nada, sean ídolos.

Por eso, entre otras cosas, la Paris- Roubaix de este año no solo no fue mala: fue algo increíble. Asistimos a una de las mejores carreras de todos los tiempos de un clasicómano. No solo debido a que sacó 3 minutos, sino a que su ataque en Orchies fue salvaje (además de precioso), atacó a 95 de meta en Arenberg, donde no pudieron con él y tuvieron que sudar tinta para cazarle, y atacó para ganar la carrera a 60 de meta siendo el máximo favorito, y en el grupo en el que iba no iban «dos», e iba gente como Mads Pedersen que es un ciclista tremendo en el momento actual, que está asombrando a propios y extraños, por lo que anda y su actitud y sus ganas, Laurence Pithie, que ya es un corredorazo, Kung, uno de los mejores corredores de Roubaix del mundo, Pidcock, uno de los mejores corredores del mundo, Degenkolb, que el año pasado estaba en el grupo de cabeza a falta de muy poco, y que probablemente hubiese luchado por la victoria de no caerse, Mick Van Dijke, alguien buenísimo a pesar de no ser muy conocido por el gran público, que estaba haciendo un carrerón y fue uno de los tres únicos corredores que estaban en el grupo que dio caza, en primera instancia, a Mathieu Van der Poel, tras su acelerón en Arenberg, o Politt, que hizo tercero en Flandes.

Iban 28 corredores en ese grupo. Nada más y nada menos. Y los reventó a base de wattios y ganas de ganar; de clase y de creer en sí mismo, en pocos metros. En 3 kilómetros les sacó 50 segundos y repito, era un grupo de 28 corredores. No era un ciclista; era algo destroyer… No sé muy bien qué. Volaba. Literalmente. A una velocidad verdaderamente asombrosa.

Impactaba lo que estaba haciendo. Y a quién diga lo contrario, no le gusta el ciclismo.

Está el debate de que si no hubo entendimiento, de si se tardó en tirar con todo, etc, etc. Ahí si hay fuerzas se tira porque se te va la carrera. Es Mathieu Van der Poel. Una Paris- Roubaix no se regala. Fin del debate.

Si no había fuerzas o había miedo a quedarse sin fuerzas luego, o midieron mal, es algo que forma parte de las carreras. Y es tan válido ganar así, como de cualquier otra forma. Y calidad había a raudales como diría Juan Antonio Flecha.

La victoria de Mathieu fue muy merecida, ya que los aplastó, literalmente. Fue el mejor y el que más buscó la victoria, el que más garra le puso, probablemente, y encima fue valiente ya que le podía haber salido mal la jugada, y tras unos kilómetros de darlo todo, intentando sacar una buena ventaja, podían haberle cogido debido a que atrás iba gente muy buena, a relevos, y encima iban muchos y Van der Poel estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano. Rodando a lo bestia, tanto por los adoquines como por el asfalto. Y eso se puede pagar. Me quito el sombrero ante lo que hizo.

Vimos una auténtica barbaridad. Algo que no se ve muy a menudo e histórico. Lo de la ventaja es relativo pero, tanto la distancia a la que atacó, como la ventaja con la que ganó, son históricas.

La ventaja ahora no recuerdo, en que lugar está, pero su ataque en solitario ganador, es el segundo de más kilómetros de la historia de la Paris- Roubaix, y sacó mucho más tiempo que el que tiene el récord, que fue Tchnil, cuyo ataque fue solo unos metros más lejano.

No hablamos de una carrera cualquiera. Lo Mathieu de ese día fue puro rock & roll. Es la mejor definición que encuentro.

Alberto Contador te diría algo así, si alguien le dijese que la pasada Roubaix fue mala: «¿Me estás tomando el pelo? ¿Me estás diciendo en serio que para ti la Roubaix pasada fue mala? No me lo creo».

La Paris- Roubaix 2024 fue magia. Como el cine o como los Juegos Olímpicos. Como Mardona o como Ronaldo Nazario de Lima. Como mirar las estrellas de noche en un buen lugar o como Paris de noche. Como era vez jugar a Drazen Petrovic.

Lo que hizo Mathieu Van der Poel en la Roubaix de este año fue algo espectacular, de dejar con la boca abierta, hizo un carrerón, fue maravilloso verlo, ya que no solo importa ganar, y el mago decidió que íbamos a ver algo asombroso.

Una última cosa: no estaba Van Aert y Van Baarle no tomo la salida finalmente por encontrarse mal. Pero estaba la Paris- Roubaix.

Un saludo y larga vida al ciclismo y a Billy El Niño.

by Skyblu (@ZS20182 en X, antes Twitter).

 

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