La Lieja 2023 será recordada por la asombrosa carrera del chaval de 23 años belga que lleva este año el maillot de Campeón del Mundo: Remco Evenepoel.
Pero desgraciadamente, también porque Tadej Pogacar, El Niño Maravilla, tuvo que abandonar por caída, privándonos así el destino de un duelo que prometía ser tremendo. De los que no se olvidan facilmente. De esos que son recordados una y otra vez al hacer referencia a buenas carreras y grandes corredores, y de los que luego hablan montones de páginas en Internet. De esos en los que se ve ciclismo con mayúsculas.
Como el Mundial de Sallanches en el que se salió Hinault. Como la Milán- San Remo que ganó Coppi atacando a 140 de meta en 1946 sacándole 14 minutos al segundo. Como la Lieja de Frank Vandenbroucke y Michele Bartoli en la que Franky derrotó al increíble corredor italiano.
La noticia del abandono de Smart Boy fue un auténtico puñetazo en el hígado para la práctica totalidad de aficionados, que en esos momentos se conectaba a la carrera a través de las imágenes de Eurosport (Teledeporte conectaba más tarde). Javier Ares y Alberto Contador seguían hablando minutos después de que Pogacar se retirase, del espectacular duelo que nos aguardaba y de la carrera en general, mientras los que nos habíamos enterado por otros medios como Twitter, estábamos casi en shock, ya que nos quedábamos sin el gran combate entre Dani El Travieso (Evenepoel) y El Rodillo (Pogacar), que podía deparar una de las mejores carreras de la historia.
Más tarde, nos enteramos de que el hecho de que Ares y Contador no diesen la noticia, no fue debido a que careciesen de la información del percance del doble ganador del Tour, sino a que no querían dar una noticia así, sin que la retirada del portento esloveno estuviese totalmente confirmada.
Una decisión súper acertada para mí y de agradecer.
En el mundo del ciclismo pasan estas cosas y peores y todos hemos vivido cosas así. Pero eso no quita para que fuese un momento muy duro.
En mi caso, la caída de Pogacar me afectó bastante. Pogacar es un tío al que admiro muchísimo como persona y como ciclista. No puede ser de otra manera. Es casi imposible que no te caiga bien y es un crack como se puede comprobar en los vídeos que graba bailando o en sus declaraciones, o en sus conversaciones en RRSS.
Y si te gusta el ciclismo, es casi imposible también que no te guste Pogacar.
Pero eso no quita para que yo sea más de Remco. Se convirtió en uno de mis corredores preferidos desde su primera carrera, la Vuelta a San Juan de 2019, ya que aparte de me caía súper bien, no podía evitar, que ese corredor de tan solo 19 años y que había pasado directamente a profesionales desde juniors, me flipase. Sobre todo por su pedaleo y por lo bueno que era.
La palabra que me venía a la mente cuando croneaba era bólido. Su postura en las contrarreloj es mi preferida de todas las que he visto a lo largo de mi vida y encima era un niño y todo talento. Algo que me impactaba y me encantaba.
Fue imposible no hacerme fan suyo. No había visto nunca a un corredor así. Tan bueno, tan guay como persona y con un pedaleo tan guapo.
Como soy tan de Remco, soñaba con que el belga derrotara a Pogacar en ese duelo de titanes , y así demostrar, en cierto modo, que es mejor que el esloveno, cosa que pienso, y por eso me afectó tanto la caída del Niño Maravilla. Por eso, y porque la carrera prometía ser bestial, claro.
También lo sentí por Tadej, obviamente, ya que si alguien no se merecía eso era él. El espectáculo que está dando este año es bestial.
Pero era Lieja. Así que había que disfrutarla y es imposible no hacerlo siendo la carrera que es, y más teniendo en cuenta que corría gente como Evenepoel, Gaudu, Higuita, Buitrago o Tom Pidcock, corredores que hacen carreras de las que hacen afición.
Cuando vi a The Wolfpack a más de 100 kilómetros para meta poniendo un ritmo salvaje para las alturas de carrera en que estábamos, me dije que aquello iba a ser tremendo. Si bien es cierto que luego hubo momentos en los que pararon, todo indicaba que Remco iba a atacar en Stockeu, o por qué no, en otro sitio, pero muy pronto, por aquello del factor sorpresa.
Sin embargo, no lo hizo. Mi opinión es que decidieron dejarlo para más adelante pero todo indicaba que ese era el plan.
Luego la carrera entró en una fase donde se iba a mucha velocidad, algo que favorecía teóricamente a Evenepoel por el tremendo motor que tiene, pero no hubo muchos movimientos, salvo el de Trantnik, un espectacular fondista, que si tiene el día, es capaz de cosas que si no las vieses, no te creerías.
Reventó a Sheffield que había salido al ataque del esloveno en la Côte de Wanne y llegó hasta la mítica Redoute, donde fue cogido por un gran Van Wilder que con un ritmo absolutamente demencial y dejandose todo, preparaba el ataque de Remco, que soltó un estacazo a unos 200 metros de coronar, tras tener que retrasarlo por patinarle la bici a 400 de la cima debido a la pintura, como dijo Contador en la retransmisión de Europsort.
El ataque de Remco fue una barbaridad. Con todo. Nadie pudo con su ritmo y la gente se quedó fuera en muy pocos metros. Hasta un corredor como Pidcock no pudo mover los vatios que movió Remco y eso que su ataque fue de muy pocos metros.
Pero Evenepoel es de otro mundo. Su potencia y su casta marcan la diferencia y en la carrera de su casa, estaba casi cantado que iba a salirse de nuevo, como ha hecho en tantas y tantas ocasiones, tanto de junior, como de pro.
Un pundonoroso Pidcock, que se había dejado la piel en los últimos metros de la Redoute, para que Remco no se le fuese mucho, y así poder cazarlo en la bajada por ser mejor bajador (algunos dicen que es uno de los mejores del mundo en ese apartado). se unió a él al poco tiempo.
Pero duró 2 kilómetros a la rueda del belga ya que Remco era una trituradora a esas alturas de carrera. Corría en casa. E iba a demostrar de nuevo que es un sioux. Ante su público. Ante el mundo. Ante sus fans, que estamos orgullosísimos de él.
Larga vida al ciclismo.
By Skyblu (@ZS20182 en Twitter).